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Separados y desiguales: Educación y clases sociales en Colombia

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Separados y desiguales: Educación y clases sociales en Colombia

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EDUCACIÓN Y DESIGUALDAD EN COLOMBIA

 

 

Reseña del libro Separados y desiguales: Educación y clases sociales en Colombia (2013)
Escrito por: Mauricio García Villegas, Jose Rafael Espinosa Restrepo, Felipe Jiménez Ángel, y Juan David Parra Heredia

En un foro organizado por el Ministerio de Educación Nacional de Colombia en 2014, una representante de la UNESCO hizo un llamado sobre el poder de la educación para transformar vidas, combatir la pobreza e impulsar el desarrollo sostenible. Entendiendo la importancia de mejorar el sistema educativo, el Estado colombiano ha evidenciado incrementos sustanciales en la tasa de cobertura bruta y avances más moderados, pero significativos, en las tasas de cobertura neta en los últimos años. Sin embargo, tanto los resultados de desempeño en las pruebas nacionales (Saber 11), como en las internacionales (PISA), muestran que en cuanto a la calidad de la educación todavía queda un largo camino por recorrer.

De acuerdo con la UNESCO, una educación de calidad implica poner a disposición de todas las personas, y no sólo de quienes pertenecen a grupos sociales, culturales o económicos dominantes, el conocimiento, los recursos y condiciones que les permitan desarrollarse de forma óptima y ejercer su libertad. De este modo, calidad y equidad son indisociables, convirtiéndose la equidad en una dimensión esencial para evaluar la calidad de la educación. No obstante, en el caso de Colombia, la educación no parece ser suficiente para reducir enormes brechas de desigualdad, acceder a mejores empleos, incrementar ingresos y, en general, lograr mejores condiciones de vida. El libro Separados y desiguales: Educación y clases sociales en Colombia muestra, a través de una investigación empírica basada en el análisis de los resultados de las pruebas de Estado, una amplia evidencia de lo anterior.

El libro da inicio con la metáfora de una cancha inclinada para ilustrar cuál es la importancia de la educación para atenuar las desigualdades sociales. Imagine usted, se le dice al lector, un partido de fútbol entre dos equipos, el equipo rojo y el equipo azul. El juego tiene la siguiente particularidad: el campo está inclinado a favor del equipo azul. Para llegar al arco contrario, los jugadores del equipo rojo deben hacer un esfuerzo mucho mayor para superar a los jugadores rivales, correr hacia arriba y anotar un gol. Los del equipo azul, en cambio, se desgastan menos y pueden anotar más fácilmente. John Roemer (1998) utiliza esta metáfora del campo de juego inclinado para referirse a ciertas condiciones que determinan la suerte de las personas y que están por fuera de su control.

Esas “circunstancias” que ponen a los jugadores en desigualdad, hacen que, aunque el esfuerzo sea el mismo, el resultado sea más o menos favorable para cada equipo. La tarea del Estado, en estos casos, debería consistir, entonces, en diseñar políticas que eliminen esas condiciones de exclusión; que, siguiendo con la metáfora, nivelen el campo de juego (García et al., 2013). Sin embargo, mediante un análisis detallado del sistema educativo y otras variables, este libro evidencia que la educación primaria y media no sólo no logra equilibrar el terreno para todos sus jugadores, sino que reproduce las desigualdades iniciales. En este sentido, la educación básica en Colombia se parece a un sistema de segregación, un sistema de separados y desiguales, que viola el derecho a la no discriminación y la igualdad de oportunidades consagrada en la Constitución.

“Separados, pero iguales” fue una política de separación de las razas en casi todos los aspectos de la vida diaria instaurada en algunos estados del sur de Estados Unidos desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. En ella se exigía la segregación en las escuelas públicas, los carros de ferrocarril y las bibliotecas públicas, así como en fuentes de agua para beber, restaurantes y hoteles. De esta manera, la separación obligatoria de las dos razas no colocaba, aparentemente, a las personas negras en una posición de inferioridad, pues blancos y negros recibían los servicios y tenían el acceso correspondiente, supuestamente igual, pero por separado. No obstante, la separación no vino acompañada de los mismos derechos, por lo que los maltratos e injusticias durante este periodo condujeron al movimiento por los derechos civiles que finalmente logró desmantelar la política de segregación racial.

García et al. (2013) hablan de esta política y argumentan que, cuando se analiza lo que ocurre con la educación en Colombia, en términos generales, la situación no parece muy diferente de aquella política estadounidense de discriminación racial, aplicada de tal manera que las poblaciones involucradas terminaban no solo estando separadas sino también siendo desiguales. En Colombia, las clases sociales estudian por separado, a lo que se le suma una enorme desigualdad en cuanto a la calidad de la educación que reciben, precisamente por estas razones es posible hablar de una especie apartheid educativo. No obstante, resaltan los autores, la situación colombiana podría incluso ser más grave que la de Estados Unidos, en la medida en que no genera las condiciones de visibilidad y de indignación que podrían conducir, eventualmente, a la movilización y al cambio social. “Es una discriminación injusta, perversa si se quiere, pero casi invisible, silenciosa”.

De hecho, es frecuente ver cómo los avances en cobertura suelen ser utilizados para mostrar que el sistema educativo cumple sus objetivos de inclusión social. Se utilizan esas cifras en el discurso político para mostrar que la inclinación de la cancha es remediada. Sin embargo, la cobertura es necesaria, pero no es suficiente, pues en el libro demuestran que esta no solo tiene un sesgo de clase, sino que una mirada cuidadosa sobre el desempeño escolar muestra que el sistema, en lugar de corregir la inclinación, la reproduce. Así, a partir de un breve análisis econométrico, los autores demuestran que hay tres grandes determinantes del desempeño escolar en Colombia. 

En primer lugar, están las condiciones socioeconómicas individuales, que incluyen varios factores importantes. Para empezar, los resultados del modelo econométrico indican que los estudiantes de mayor nivel socioeconómico (medido a través del estrato) tienden a tener un mejor desempeño escolar que los estudiantes de nivel socioeconómico bajo. La estimación muestra que, a medida que aumenta el ingreso individual del hogar, mejoran las calificaciones. Por otro lado, el nivel educativo de los padres también se correlaciona con el desempeño escolar de los estudiantes. A medida que el padre o la madre cuentan con un nivel educativo más alto, el promedio del hijo o la hija en la prueba aumenta. De acuerdo con los autores, existen dos posibles explicaciones de esta relación: La primera es la capacidad de pago del hogar, pues los padres con mayor educación, en general, cuentan con un nivel económico relativamente alto, lo que les permite enviar a sus hijos a instituciones educativas con costos de matrícula más altos y de mejor calidad. La segunda tiene que ver con el capital social y cultural de los padres, el cual es transferido a sus hijos para que estos cuenten con mejores mecanismos que les permitan obtener un mejor desempeño escolar.

Adicionalmente, el tamaño del hogar también da cuenta de algunas diferencias en el rendimiento escolar. Cuanto mayor es la cantidad de personas en un hogar, el promedio de las pruebas Saber tiende a disminuir. De acuerdo con los autores, que el estudiante conviva con un número elevado de personas en el hogar tiene dos grandes inconvenientes: el primero está relacionado con que los padres deberán enviar a sus hijos a instituciones con matrículas muy bajas o gratuitas, que como demuestran en el libro, son las que tienen un peor desempeño escolar y, el segundo, a medida que haya más hijos en hogares de estratos bajos, la probabilidad de que todos asistan al colegio se reduce notoriamente. En este sentido, un hogar con un bajo ingreso y una baja capacidad de pago, que además esté conformado por varias personas, impacta negativamente en el desempeño escolar de los estudiantes.

Finalmente, en cuanto al primer determinante, el uso de tecnologías (computador e Internet) también mostró una relación positiva con el desempeño escolar. En general, los estudiantes con computador en su casa logran un mejor desempeño en la prueba que aquellos estudiantes que no lo tienen. La diferencia es la misma cuando se trata del acceso a Internet desde la casa. Aunque los resultados del análisis indicaron que tener computador en la casa e Internet es importante para los estudiantes, pero que no influye tanto como el ingreso o el estrato socioeconómico, quizá valdría la pena hacer nuevos estudios que evalúen de nuevo la relevancia de este factor. Pues, por ejemplo, el panorama actual de pandemia por Coronavirus puso en evidencia la necesidad de fortalecer el acceso y habilidades igualitarias para el uso de internet y artefactos tecnológicos.

El segundo gran determinante, se refiere a la naturaleza del colegio. En este punto, los autores resaltan que no es lo mismo estudiar en un colegio público que en uno privado. Sin embargo, los análisis muestran que la educación privada no se traduce, en sí misma, en mejores resultados educativos. La educación privada produce resultados positivos a medida en que aumenta el costo de la matrícula. En pocas palabras, no son los colegios privados los que garantizan buenos resultados; son los colegios privados con los costos de matrículas más elevados. De acuerdo con los resultados, a los colegios privados con matrículas altas les va mucho mejor que a los colegios privados con matrículas bajas. Mientras que la diferencia entre los colegios públicos más caros y los más baratos es de apenas dos puntos, la diferencia entre los colegios privados más caros y los más baratos es de 11. Los resultados del modelo sugieren, entonces, que lo que más influye en la calidad de la educación en el segundo nivel de análisis (el colegio) es el costo de la matrícula y, por lo tanto, la capacidad económica de quienes puedan pagarla.

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El tercer determinante se refiere al contexto municipal. Los datos presentados en el libro muestran que, además de la segregación por clase social, existe una segregación espacial. Por un lado, los estudiantes que viven en zonas urbanas obtienen, en general, mejores resultados en las pruebas Saber que aquellos que viven en zonas rurales. Por otro lado, el desempeño de los estudiantes en la periferia no es tan bueno como en el centro. Adicionalmente, un resultado muy interesante en esta parte indica que, aunque las variables de homicidio y desplazados son significativas, tienen un efecto mínimo, casi irrelevante, sobre el desempeño escolar. El entorno violento de un municipio no influye tanto como las otras variables más institucionales. En este sentido, de acuerdo con los autores, un municipio con grandes capacidades fiscales y buenos procesos administrativos tiene un efecto positivo sobre el desempeño escolar de sus estudiantes, aunque tenga dinámicas violentas.

Lo más interesante del modelo que proponen los autores, es la conclusión general que hacen sobre la manera en que se relacionan los tres niveles (o determinantes) para incidir en el desempeño escolar. El modelo muestra que el nivel más significativo de los tres es el socioeconómico. El nivel colegio explica el 23% de las variaciones en las notas de las pruebas Saber, mientras que el nivel municipio explica el 8%. Lo anterior quiere decir que el nivel hogar es responsable de cerca del 70% de los resultados escolares. En ese sentido, los autores concluyen que, a pesar de que tengamos en cuenta variables de contexto de los estudiantes (de su colegio y su municipio de residencia), la clase social del estudiante sigue siendo un factor muy importante para explicar el desempeño de los alumnos en las pruebas de Estado.

Para finalizar, se presentan unas breves conclusiones a partir de los resultados del análisis empírico y, a partir de allí, se resalta la necesidad de una reforma a la educación que ayude no solo a reducir la desigualdad en la calidad, sino también a reducir la separación entre clases. En esta clave, los autores hacen una serie de recomendaciones. En primer lugar, señalan que es importante dar lugar a un debate sobre el rol social que está cumpliendo la educación privada en Colombia y su justificación desde el punto de vista cultural y constitucional; pues lo resultados evidenciaron que el problema del desempeño escolar no está solamente en los colegios públicos. Por otro lado, recomiendan examinar en detalle el debate sobre los colegios en concesión, teniendo en cuenta que más recursos económicos no se traduce, necesariamente, en efectos positivos sobre el desempeño escolar. Hay que revisar la manera en que el colegio es administrado y el tipo de incentivos que utiliza.

En tercer lugar, un punto interesante es que los autores mencionan que los resultados del análisis empírico parecen mostrar que el efecto de la tecnología sobre el desempeño escolar es mayor en estratos altos que en estratos bajos. Esto sugiere que los estratos altos son los que logran sacar un mejor provecho del uso de tecnologías en la educación. En ese sentido, los autores recomiendan una política de masificación del uso de tecnologías que no se debe limitar a aumentar el acceso formal a ellas, sino que procure que sean incorporadas de manera eficaz en las actividades pedagógicas. Por último, los análisis presentados indican que en una familia numerosa es probable que el rendimiento del estudiante se reduzca, por lo que los autores sugieren diseñar planes de acompañamiento especiales para estos estudiantes, con el objetivo de anular el efecto negativo del tamaño de su hogar en su rendimiento.

Los análisis, conclusiones y recomendaciones presentadas en este libro son de gran importancia para identificar posibles mecanismos a implementar para mejorar el sistema educativo colombiano y lograr que, efectivamente, la educación se convierta en una herramienta para vencer la desigualdad social. Valdría la pena hacer una actualización de estos resultados para evaluar avances en los últimos siete años, pero, además, para tener un panorama más claro de los factores que influyen de forma más decisiva en el desempeño escolar de los estudiantes del Valle del Cauca. Adicionalmente, la pandemia por Coronavirus puso en evidencia muchas de esas desigualdades de base que parecían ser invisibles, pero que tienen profundas consecuencias. Quizá, bajo este panorama, es incluso más necesario re-pensarnos el sistema educativo colombiano y pensar en estrategias para extender el derecho a la educación sin perder de vista lo importante que es ofrecer una educación de calidad y sin segregación.

Referencias bibliográficas

García, M., Espinosa, J., Jiménez, F., & Parra, J. D. (2013). Separados y desiguales. Educación y clases sociales en Colombia. Colección DeJusticia. Bogotá, Colombia: Ediciones Antropos.

UNESCO (2008). Reflexiones en torno a la evaluación de la calidad educativa en América Latina y el Caribe. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000177648.locale=es

UNESCO (2014).  UNESCO resalta la importancia que tiene la educación en el desarrollo sustentable e inclusivo en el Foro Internacional “Maestro Siempre”. http://www.unesco.org/new/es/media-services/single-view/news/unesco_resalta_la_importancia_que_tiene_la_educacion_en_el/m

 

Referencias para tener en cuenta:

  • Álvarez, J., García Moreno, V. y Patrinos, H. A. (2007). Institutional Effects as Determinants of Learning Outcomes. Exploring State Variations in Mexico. Washington, D.C.
  • Banco Mundial. Banco Mundial (2005). Mexico Determinants of Learning Policy Note. Washington, D.C.
  • Banco Mundial. Banco Mundial (2009). La calidad de la educación en Colombia: un análisis y algunas opciones para un programa de política. Bogotá: Banco Mundial.
  • Barrera Osorio, F., Maldonado, D. y Rodríguez, C. (2012). Calidad de la educación básica y media en Colombia: diagnóstico y propuestas. Bogotá: Universidad de los Andes.
  • Celis, M. T., Jiménez, Ó. y Jaramillo, J. F. (2012). “¿Cuál es la brecha de la calidad educativa en Colombia en la educación media y en la superior?” En Estudios sobre calidad de la educación en Colombia (pp. 67-98). Bogotá: Icfes.
  • García, S., Fernández, C. y Sánchez, F. (2010). Deserción y repetición en los primeros grados de la básica primaria: factores de riesgo y alternativas de política pública. Bogotá: Gente Nueva Editorial.
  • Gaviria, A. y Barrientos, J. H. (2001a). “Calidad de la educación y rendimiento académico en Bogotá”. Coyuntura Social, 24, 111-127.
  • Gaviria, A. y Barrientos, J. H. (2001b). Determinantes de la calidad de la educación en Colombia. Bogotá: Departamento Nacional de Planeación.
  • García Villegas, M. y Quiroz, L. (2011). “Apartheid educativo: educación, desigualdad e inmovilidad social en Bogotá”. Revista de Economía Institucional, 13(25), 137-162.
  • Sánchez, A. y Otero, A. (2012). Educación y reproducción de la desigualdad en Colombia (No. 154). Bogotá: Banco de la República.

 

CRÉDITOS:
Esta es una reseña elaborada por el ORE del libro “Separados y desiguales: Educación y clases sociales en Colombia”, escrito por Felipe Jiménez Ángel, José Rafael Espinosa Restrepo, Juan David Parra Heredia & Mauricio García Villegas. Publicado en Abril de 2014 por DeJusticia. Las opiniones expresadas en esta reseña son exclusiva responsabilidad del Observatorio de Realidades Educativas (ORE) de la  su autor o de sus autores y no son avaladas por Dejustica.

Publicación de este documento en EDUTEKA: Marzo 8 de 2021.
Última actualización de este documento: Marzo 8 de 2021.

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