Requisitos

Proceso

Una de las falencias más notoria en los procesos educativos es la producción textual en la educación básica, hecho que incide negativamente el trabajo académico que a diario se lleva a cabo en el aula, así mismo hay otra serie de causas que afectan al niño en la etapa escolar, como por ejemplo, la caligrafía y la timidez.

De acuerdo con los factores anteriores, se observa que en la sede rural Chipaque presenta una situación similar, donde los niños no les agrada producir textos escritos, situación que afecta el desempeño académico en las áreas del conocimiento, pues para ellos plasmar sus ideas de forma escrita se ha convertido en una dificultad, ya que no encuentran la forma correcta para comunicarse efectivamente.

Por tanto, surge la necesidad de diseñar e implementar una propuesta pedagógica innovadora que involucre directamente las deficiencias presentadas por los educandos, a fin de fortalecerlas y de esta manera los estudiantes las superen y de esta manera se puedan comunicar efectivamente y la par mejoren su rendimiento académico, alcanzando una formación integral significativa.

Con el propósito de guiar el siguiente proyecto, surge la siguiente pregunta:

¿Cuál es la incidencia del dibujo y la fotografía en la producción textual de forma escrita al utilizar programas virtuales?

Actividades Docente

JUSTIFICACION

El proyecto la construcción de textos a partir del arte, nace como una propuesta pedagógica de aula que permita desarrollar las habilidades comunicativas en los estudiantes de la Sede rural Chipaque, especialmente la habilidad de escribir, es decir que alcancen un nivel básico o superior en cuanto a la creación de textos, tanto escritos como gráficos de tal forma que su capacidad comunicativa sea el motor de su proceso de aprendizaje.

Durante el transcurso de la misma, se busca integrar transversalmente las áreas de tecnología e informática, educación artística y español, con el propósito de centrar la atención del niño y enfrentarlo a la producción de textos escritos de una forma lúdica, pictórica e ilustrativa, fundamentada en la tecnología y la creatividad, de manera que los discentes produzcan excelentes textos escritos, que le permitan ir por el camino de la formación integral de calidad.

Se busca innovar y transformar las estrategias de aprendizaje que se orientan en el aula, con el fin de romper la barrera que hay entre el niño y la escritura, apoyando al niño a que  borre los miedos presentes en el, conduciéndolos por el mundo mágico de la imaginación a través de la creación de textos escritos y gráficos.

Es una propuesta pedagógica que busca fortalecer los procesos académicos, especialmente las habilidades comunicativas, pues son la fuente del conocimiento, sin embargo, con este proyecto solo se abordará la habilidad de escribir, pues su importancia resalta sobre las demás, de igual forma, esta fortalece intrínsecamente las otras habilidades.

Actividades Estudiante

MARCO TEORICO

Con frecuencia en las escuelas se escucha a los estudiantes decir que ellos no quieren escribir, pero no necesitan molestarse en decirlo: se puede sentir su resistencia, así como ellos sienten la tensión cuando preguntan: “¿Qué tan largo debe ser?”. Su resistencia a escribir nos recuerda nuestra propia resistencia. Así, cuando los estudiantes preguntan “¿Tenemos que escribir?”, podemos recordarnos a nosotros mismos sentados ante la página en blanco pensando, en comienzo, “Yo no tengo nada que decir”, y, con creciente desesperación: “Mi vida es aburrida”. Aquellos de nosotros que finalmente vertimos nuestros corazones y nuestras almas en el papel recordamos haber recibido sólo algunas respuestas marginales a nuestros textos, como “es muy pesado” o “no tiene sentido”.

Para demasiados estudiantes escribir es, como dice la investigadora Mina Shaughnessy, “sólo una línea que se mueve entrecortada a través de la página, exponiendo a su paso todo lo que el escritor no sabe. Escribir nos pone en la límite y nosotros no queremos estar ahí” (1977, p.7). Sin embargo eso no tiene que ser de esa manera.

Cuando hemos experimentado por nosotros mismos las razones humanas que promueven la escritura, entonces en lugar de asumir que escribir será siempre una actividad horrible y por lo tanto presionar, atraer, motivar, engatusar y exigir a nuestros estudiantes que escriban nosotros nos preguntamos “¿Cómo puedo establecer condiciones dentro de las cuales mis estudiantes quieran escribir?”.

Es importante comenzar con una reflexión sobre esta temática aplicada a la escritura, pues, el interés no es estudiar la escritura como objeto de conocimiento puro, sino en relación con su enseñanza y su aprendizaje. De ahí la necesidad de tomar posición frente a la manera como se concibe la didáctica. En esta perspectiva, lo primero es reconocer que la didáctica no puede reducirse a lo meramente  instrumental, a un simple conjunto de fórmulas y procedimientos orientados a hacer fácil lo complejo.

Los niños inician su aprendizaje del sistema de escritura en los más variados contextos, porque la escritura forma parte del paisaje urbano, y la vida urbana solicita continuamente el uso de la lectura. Los niños urbanos de cinco años generalmente ya saben distinguir entre escribir y dibujar; dentro del complejo conjunto de representaciones gráficas presentes en su medio, son capaces de diferenciar entre lo que es dibujo y lo que es “otra cosa”. Que a ese conjunto de formas que tienen en común el no ser dibujo, lo llamen “letras” o “números” no es lo crucial a esa edad. Más importante es saber que esas marcas son para una actividad específica que es leer, y que resultan de otra actividad también específica que es escribir. La lengua escrita es mucho más que un conjunto de formas gráficas. Es un modo de existencia de la lengua, es un objeto social, es parte de nuestro patrimonio cultural[1].

Por tal motivo en la escuela es necesario que el lenguaje sea significativo y relevante tanto para adultos como para estudiantes, de tal suerte que éste se aprenda usándolo en su dimensión oral y escrita. En la educación básica primaria hay que trabajar integralmente las formas de expresión del ser humano y, en particular, el papel que cumplen la oralidad y la escucha en la comunicación y en los procesos mismos de aprendizaje. Esta concepción de integralidad se refleja en el ámbito escolar cuando creamos experiencias donde niños, maestros y padres participan en actos comunicativos verdaderos “significativos” en donde los participantes hablan, escuchan, leen y escriben para satisfacer sus propósitos comunicativos o de conocimiento.

La irrupción de los medios masivos de comunicación basados en la imagen y en el lenguaje oral (radio, cine, televisión, historietas ilustradas) y la aparición de nuevos medios de registro de información, como el computador y las redes de información, significan un cambio claro en la situación y la función que la lectura y la escritura cumplen en la educación. La escuela no puede ignorar esta realidad; por el contrario, es preciso que adecue y actualice sus planes y programas a la luz de las necesidades de comunicación de los niños y jóvenes de hoy.

Por otra parte, es también bastante obvio que leer y escribir son acciones lingüísticas, comunicativas y socioculturales cuya utilidad trasciende el ámbito de lo escolar al insertarse en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana de las personas. De ahí la radical diversidad de las formas del decir del discurso escrito y de ahí también los diferentes usos sociales de la lectura y de la escritura en nuestras sociedades: desde la lectura de los textos escritos más habituales en la vida de las personas (noticias, crónicas, catálogos, instrucciones de uso, reportajes, entrevistas, anuncios ...) hasta el disfrute del placer de la lectura literaria, desde el uso práctico de la escritura (avisos, cartas, contratos, informes, instancias...) hasta los usos más formales (informes, ensayos, esquemas...) o artísticos de los textos escritos (escritura de intención literaria, ejercicios de estilo, juegos del lenguaje...). El aprendizaje de la lectura y de la escritura aparece así como una tarea educativa que a todos

Es necesario plantear situaciones que les permitan a los estudiantes comprender y producir textos de manera adecuada y coherente con la situación comunicativa dada, y que al abordar esta tarea resuelvan problemas gramaticales implicados, ya que es en los textos que los contenidos de orden contextual, textual, oracional y lexical se encuentran relacionados. Esto es posible con el uso reflexivo del código lingüístico oral y escrito, que incluye las reglas morfológicas, sintácticas y léxico-semánticas constitutivas de los diferentes tipos de textos.

Los maestros tienen que formarse como usuarios competentes de la lengua escrita para ser buenos mediadores, porque no basta con conocer en qué consisten estos procesos; es necesario vivirlos para ser sensibles a los procesos de otros y para estar en capacidad de comprenderlos y orientarlos.

El papel de mediadores los debe llevar a replantear las relaciones en el aula para convertirlas en un contexto comunicativo real, en vez de crear situaciones simuladas de comunicación. En una situación comunicativa maestro y estudiante aprenden, los dos saben, se comparten propósitos y tareas, se discute y negocia en forma horizontal en los distintos intercambios comunicativos. Son los niños y jóvenes los que usan la lengua, los que reflexionan sobre su uso y quienes realizan actos comunicativos, por eso los maestros ayudamos a aprender, no enseñamos.

Evaluación

Notas

Creditos